Culturas


Los Aelmë

Los Aelmë son conocidos como los Esperanzadores, los Hijos de las Estrellas y los Sabios Sensibles, pues al ser la creación original permitida por los Entes Primigenios, gozaron de la mayor sabiduría que Unir podría otorgar a una forma de vida inteligente inferior a los entes. Las obras de arte que fueron capaces de crear son consideradas de las más hermosas jamás creadas, siendo los más talentosos artistas de Alentë. Se guían tanto por la razón como por los sentimientos, y valoran por igual ambas cosas. Tienen una gran moralidad y un gran respeto por la naturaleza, a la cual consideran sagrada. Se rigen por un matriarcado donde gobiernan las damas, mujeres filósofas con gran inteligencia y respeto por su pueblo y la naturaleza. Su culto es espiritual, y las representaciones de Níssiriel son representaciones con un significado simbólico. Son los compositores de una canción popular conocida como la Balada de Níssiriel, cantada en su propio lenguaje. Desarrollaron el idioma Aëlmin con su hermoso alfabeto, y su filosofía está basada en una concepción de la pura belleza junto con virtudes y honor. Los asentamientos están poblados por esculturas y edificios de culto espiritual, santuarios, plazas, hogares privados y edificios públicos. La música y la poesía son de gran importancia, y es utilizada en ceremonias y celebraciones. 


Los Nordmar

Los Nordmar son conocidos como los Virtuosos, los Hijos de las Hojas y los Guardianes de la Tierra, pues aman la naturaleza, los animales y las plantas, teniendo preferencia por los animales salvajes de los bosques, tales como osos y águilas, los cuales solían ser sus acompañantes. Con el paso del tiempo, prosperaron rápidamente. El Canto a Anmatar es una canción popular compuesta en su propio lenguaje. Desarrollaron su propio idioma, el Nordar, con su alfabeto rúnico, y viven en bellos parajes naturales cerca de bosques. Tienen fascinación por el anillo que rodea su planeta. Su sistema es un patriarcado monárquico, donde el rey tiene poder, pero no absoluto. Hay sucesión dinástica, pero los príncipes son sometidos a una dura enseñanza, por lo que los reyes siempre son de las personas más cultas de Norgdgian. Los asentamientos están construidos en torno a un gran árbol, el cual está decorado con esculturas de madera que evocan a Anmatar simbolizando virtudes y fuerzas de la naturaleza. Su filosofía está ligada a la naturaleza, ya que sin ella, los Nordmar no serían nada.


Los Caelfim

Tanta era la belleza de lo estelar que los Caelfim, los Firmamentales, los Hijos de la Nieve y los Guardianes del Cielo, pronto se hicieron muy sabios en el arte y la ciencia de la astronomía. Pronto localizaron y nombraron sus constelaciones, y erigieron edificios altísimos con tal de poder alcanzar a ver mejor el maravilloso espectáculo de luz y polvo, y diariamente se admiraban al contemplar los dos anillos del planeta. La Canción de Eramila es una balada popular compuesta en su propio lenguaje. Desarrollaron su idioma, el Caelin, y su curioso alfabeto. Viven en un matriarcado donde las señoras son de las personas que más saben de la formación de Unir. Es una civilización de un amplio conocimiento científico, cuya filosofía estaba ligada a la vida y su disfrute, a la contemplación de los astros, y su aprendizaje. Enormes torres funcionaban como observatorios astronómicos, y de ahí consiguieron un amplio conocimiento que les daba información acerca del pasado, el presente y el futuro del universo.


Los Asgranes

Los Asgranes se hacen llamar los Poderosos, los Hijos de las Llamas y los Dominadores del Fuego, y entendían claramente el poder de los elementos, y los sabían utilizar a placer, y así fue como prosperaron, desde las colinas hasta los desiertos, y cómo sobrevivían tanto en las sequías como en las tormentas de arena. Eran claros supervivientes, y sabían cómo resistir los climas extremos de su planeta. Existe un canto popular conocido como la Canción de Pirenhad compuesta en su propio lenguaje. Desarrollaron su idioma, el Asgra, con su complicado sistema jeroglífico. Viven en un patriarcado imperial, una diarquía, estando un emperador en el norte y otro en el sur. Los emperadores ganan su puesto gracias a los logros militares y su inteligencia estratega, y son ávidos lectores y conocedores de la historia que ellos mismos estarían creando con el paso del tiempo. Los asentamientos se localizan cerca del agua, el bien más preciado y escaso de Asgaralad, donde en ocasiones tenían que extraerla del subsuelo o de manantiales. Enormes monumentos dedicados al sol fueron levantados, y no perdieron la idea de que el sol era la fuente de vida, y que sin él, aun con agua, todos morirían.


Los Misanye

Así fue que sus habitantes, los Misanye, los Ilustrados, los Hijos de las Lágrimas y los Dominadores del Agua, jamás vivieron una sequía. Tenían muchos cultivos, y crearon asentamientos en los densos bosques, y en las selvas donde vivían animales salvajes. El resplandor azul del planeta debido a su gran cantidad de agua mezclado con el resplandor de la gran estrella blanca que giraba alrededor de él le daba una belleza digna de un mundo de cuentos fantásticos. Los grandes palacios que los Misanye construyeron para fortalecer su espíritu eran tan bellos que los propios habitantes se arrodillaban antes de entrar. Una canción popular conocida con el nombre de la Balada de Aumilwa fue compuesta en su propio lenguaje. Desarrollaron su idioma, el Misa, compuesto de extrañas combinaciones de símbolos. Gobernados por un matriarcado espiritual, las emperatrices gobiernan, y los blancos asentamientos de los Misanye brillan a la luz de la blanca estrella, y el agua del gran Mar Ais es de una belleza excepcional, aguas cristalinas y puras como un espejo. Ven la naturaleza como algo especial, pero su filosofía se centra en el espíritu del mundo. Para ellos la naturaleza es muy importante, casi tanto como el agua, su bien más preciado. La medicina era tan avanzada que la enfermedad era algo prácticamente inexistente. Amplios santuarios de tejados curvilíneos decoran la vista en los bellos parajes.


Los Estelima

Los Estelima son conocidos como los Iluminados, los Hijos de los Cristales y los Adoradores de la Luz, pues adoran lo divino, y crearon enormes templos con altísimas torres donde estudiaban el poder de la luz, que usaban para cualquier artefacto. Para ellos la luz era algo sagrado, y creían que era lo que daba poder y energía al mundo. Crearon un canto conocido como la Balada de Nialitel, en su propio lenguaje. Desarrollaron su idioma, el Estelca, con su bello e inusual alfabeto. Su matriarcado lumínico se basa en que las reinas son las que mejor conocen el poder de la Luz. Es algo indescriptible y muy complicado de explicar, incluso en su lengua, pero las mentes más inteligentes de Estel’inam consiguieron usar la Luz para muchas aplicaciones. Las altas torres sirvieron para estudiar el poder que obtenían de la estrella neutra que giraba alrededor del planeta.


Los Helimard

Los Helimard se hicieron conocer como los Legendarios, los Hijos de las Piedras y los Adoradores de las Energías, aunque tras la Ruina pasaron a conocerse como los Lugartenientes de la Devastación. Son muy fuertes físicamente y pueden realizar ejercicios que ninguna otra cultura sería capaz de hacer realidad. Su actitud bélica y tendencia a acumular poder es algo destacable en ellos tanto para los logros como los fracasos. En los tiempos en que agradecieron a Minhierr su creación, también le crearon un himno conocido como el Canto a Minhierr, en su propio lenguaje. Desarrollaron su idioma, el Helicar, junto a su áspero alfabeto, un idioma poderoso y fuerte como sus hablantes. En la época dorada de su existencia fueron gobernados por un patriarcado monárquico basado en la ley del más fuerte tanto física como mentalmente, por lo que el rey era muy inteligente, con amplios castillos ornamentados con todo lujo para ellos y para el pueblo. Pero tras la Ruina de Helrriard, el poder pasó a manos de los servidores de Minhierr. El arte pasó a estar al servicio de los poderosos militares corruptos, mientras que la población civil era vigilada. Durante la guerra ocurrieron atrocidades, asesinatos y persecuciones, pero los verdaderos Helimard jamás perdieron su visión filosófica y moral del mundo, y lucharían para conseguir su libertad hasta cualquier final. Y si ha de ser su final, crearían un final que permanecería en las memorias del tiempo.